La corrupción, con todo el ruido de escándalo que le rodea, es un fenómeno social más cercano a nuestras vidas de lo que imaginamos. A diario suceden en cientos de instituciones pequeños actos de corrupción, que a veces tendemos a sentir que son "normales". Ninguna violación de tus derechos debe ser "normal".
Un aceleramiento de trámite por 10 dólares, el "perdón" de un requisito por 5 dólares, o una mordida de 20 dólares para pasarte adelante de la fila. Todos esos actos cotidianos se conocen como "pequeña corrupción" o "corrupción cotidiana". Y esa es la que más nos afecta a las mayorías.
La corrupción no sólo es contratos millonarios a empresa de amigos, la llamada "pequeña corrupción" está presente mucho más cerca, todos los días, en muchas instituciones estatales, sean del gobierno central, alcaldías, juzgados, hospitales, escuelas, instituciones de seguridad y empresas autónomas y privadas.
La Corrupción Cotidiana
"Las prácticas cotidianas de corrupción no son actos ocasionales de servidores públicos aislados, sino más bien un conjunto de acciones u omisiones coordinadas y reiterada", reza un estudio hecho por dos universidades salvadoreñas privadas en el 2018.
La práctica de corrupción más letal es la que pasa inadvertida, la que se vuelve parte de la normalidad y sucede una y otra vez a diario. Es así porque afecta a más personas con mayor frecuencia. Los pequeños montos de las mordidas que nos piden cotidianamente se acumulan en grandes cifras.
¿Qué podemos hacer ante este tipo de corrupción que nos afecta a la gran mayoría? Por una parte, no dejarnos y
hacer valer nuestros derechos a que no nos cobren por trámites que son gratuitos. Por otra parte podemos denunciar los casos para que se corrugan y no sigan sucediendo.
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